lunes, 25 de septiembre de 2017

I

En el filamento de wolframio de una bombilla incandescente mueren las sombras cegadas por un fogonazo de claridad, una revelación lumínica que rompe en dos la noche como un cometa en el cielo o una verbena de atracciones oxidadas en mitad de un solar de cartón piedra. Un diván hecho de retales de nubes un psicoanalista con un fonendoscopio para auscultar almas perdidas. Una enfermera de cofia y ligueros una polución diurna del color del arco iris sobre el que camina un cangrejo ermitaño. Un gallo que canta a media tarde añorando otros amaneceres en el que dos cuerpos se unían haciendo crujir sábanas de barquillo con el sueño prendido con imperdibles a párpados cuajados de ojeras. Un soplo de viento barre esta página de mi cuaderno limpiando de escombros estas líneas dejándome solo en mitad de un erial

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